La Grand Raid en su recorrido largo
(Verbier-Grimentz de 126 kms y más de 5.000 m de desnivel acumulado). El sueño
de todo biker y una de esas pruebas que hay que hacer al menos una vez en la
vida si eres un aficionado a los maratones BTT.
El
día anterior a la gran cita, por la mañana fuimos a reconocer los primeros
kilómetros de la prueba y por la tarde fuimos a recoger los dorsales y pasar la
inspección técnica de las bicis.
Llega
el día señalado, hay que madrugar para desayunar, ya que la salida es a las
6:30 h. Me encuentro muy tranquilo, tengo mi cajón de salida asignado, no hace falta
madrugar para coger sitio. Dado mi nivel y que me inscribí hace tan solo un mes
me toca salir en el último grupo, muy lejos de los “pros”.
La
participación es de lujo, aparte de ser una prueba legendaria, este año es una
de las pruebas puntuables de la Copa del mundo de maratón BTT y se encuentran
los mejores en esta disciplina.
Como
en todas las carreras, la gente sale a dolor, a mí, como viene siendo costumbre
me cuesta entrar en carrera y voy perdiendo contacto con distintos grupos.
Durante
la primera parte de la carrera, los distintos puntos de paso no son nada halagüeños,
aún así estoy lejos de los tiempos de corte. En cuanto al recorrido, se alternan
todo tipo de terrenos, subidas fuertes, zonas singletrack (algunas realmente
técnicas) y mucho asfalto para ir uniendo los distintos tramos.
Bajando
la estación de esquí de Nendaz sufro una caída tonta, por sacar el pié del
automático, pero por suerte no sufro ni un rasguño. En ese punto se cayó
también mi compañero Jose, con peores consecuencias, aunque pudo continuar la
prueba.
A
lo largo del recorrido la gente anima con el clásico “hop hop” y los
avituallamientos son los mejores que he visto en una prueba de estas. Sin duda
estamos ante una de las grandes.
A
medida que avanza la carrera las sensaciones mejoran de cara a afrontar el paso
de los dos colosos que quedan por delante: el Mandelon y el Lonapass.
En
la primera parte de la ascensión a Mandelon, empiezo a tener calambres y el
calor hace que tenga que poner “el modo ahorro” durante varios kilómetros. Así
llego al avituallamiento de Mandelon donde Jose me alcanza de nuevo.
La
parte final del Mandelon es maravillosa, primero el recorrido se adentra en el bosque por un sendero con unos paisajes
fascinantes. Ya en la cumbre comienza uno de esos tramos que se te
quedan en la memoria durante mucho tiempo, “Pedregoso single-track difícil de
sortear, es una ruta para temerarios” reza la descripción de la organización, y
no le falta razón.
La
bajada muy rápida hasta el turístico pueblo de Evolène. A la salida de este la
lluvia hace su aparición. Se inicia una primera aproximación al mítico Paso de
Lona, ascendiendo hasta Eison.
La
subida inicialmente discurre por una pista en buen estado pero poco a poco
vamos adentrándonos en distintos tramos singletrack. A cada metro que se
asciende las condiciones meteorológicas son peores y el barro complica el paso
por los tramos más técnicos.
En
el avituallamiento de Eison, se encuentra lleno de bikers resguardándose de las
inclemencias del tiempo. Espero a ver si la lluvia amaina, durante 15 minutos
solo dos participantes se atreven a continuar.
Miro
el reloj y se me está acabando el tiempo para llegar hasta el último corte de
día, La Vieille (a 2.380 m de altitud), así que tengo que salir o abandonar. Con
este tiempo todo apunta a que el paso de Lona va a estar cerrado.
Sé
que en alta montaña las condiciones meteorológicas cambian rápidamente, así que
sigo la ascensión solo. Cada vez en peores condiciones, incluso graniza y tengo
que resguardarme bajo los pinos y aprovecho para llamar a mi mujer y decirle
que estoy bien y ver si sabe si la carrera se ha suspendido, me comenta que
Jose ha abandonado en Evolène.
Reanudo
la marcha, la temperatura desciende de manera brutal y empiezo a sentir frío,
pero mientras que sigo en movimiento es llevadero.
De
repente, entre la neblina que forma la fina lluvia que cae, veo una imagen
fantasmagórica que desciende por el camino, cuando está a unos 10 metros le
reconozco, es el biker que me precedía. Le pregunto “¿que pasa?” “¿han cortado el paso al Lonapass?”.
El
chico, un biker belga llamado Emlyn me contesta que no lo sabe, pero que es una
locura seguir, estamos a 3 grados y el tiempo cada vez es peor y todavía nos
queda más de una hora de ascensión en el mejor de los casos para llegar a la
zona de porteo del Lonapass, es una locura seguir…repite reiteradamente.
El
chico tiene razón, pero yo nunca he abandonado en una prueba y me resisto a la
evidencia. Le miro a la cara y veo que estaba tiritando y siento pánico…
finalmente le digo “tienes razón”.
Miro
el cuenta-kilómetros y marca km 102 a poco más de 20 kms de meta. Sin duda uno
de los momentos más duros sobre una bici, ver que vas bien de piernas y que
estas en tiempo de acabar y asumir que va a ser imposible por las condiciones
meteorológicas me llena de frustración e impotencia… me siento totalmente
abatido.
Fin.
La crónica completa, la podéis encontrar en el siguiente enlace
(recomendado, descargar en pdf para su correcta visualización)
A
todo esto, el ganador de esta edición fue Urs Huber, que ya ha ganado esta
prueba tres veces, y esta vez por delante de los favoritos Alban Lakata y Christoph
Sauser. En chicas , se impuso Ariane Kleinhans, una de las grandes especialistas de XCM
suizas, pero que para nada entraba en mis quinielas.
CONCLUSIONES
La Grand Raid es una prueba
exigente. Para completarla con éxito hace falta ser un biker completo, tener
buen tono físico y un mínimo de técnica.
Sin duda la prueba más
bonita en la que he participado. El recorrido se encuentra plagado de
panorámicas increíbles.
Todavía sigo dándole vueltas
al debate que bici debí llevar “bici suspensión delantera” o “bici doble
suspensión”. Puesto que había mucho tramo técnico en los que con la doble
hubiera ganado mucho tiempo.
Definitivamente, uno no
puede presentarse a una prueba como esta tras dos semanas de vacaciones, que
aunque intentes mantener el tono, es realmente difícil. No he llegado en mi
mejor forma y eso se ha notado desde el primer kilómetro.
La organización impecable,
buen marcaje, gran número de voluntarios, los avituallamientos muchos y buenos,
había de todo. Es una prueba que en cuanto a alimentación y bebida se puede
hacer sin llevar nada encima y luego surtirte en los avituallamientos.
¿Recomendaría esta prueba? pues
sin duda, creo que es una de esas experiencias que hay que vivir, aunque me
quedara sin la guinda del Paso de lona… quizás habrá que volver en otra ocasión
para completarla.
Leída en formato largoooo. Me alucina que recordéis con tanta claridad todas las zonas del recorrido, a mi me cuesta mucho en maratones tan largas no mezclas cosas. La crónica:¡Genial! Gracias pro compartir experiencias.
ResponderEliminarVaya pena con la climatología, pero a partir de 2000m te puede salir cualquier cosa incluso en verano y unas pocas horas.
Míralo por el lado bueno, tendrás que volver :)
Ganas en aumento de visitar Europa el año que viene!
Un saludo!!
Bien Theo...voy a tener que desvelar el secreto para recordar cada uno de las zonas del recorrido... que yo tengo muy mala memoria eh!!
ResponderEliminarObviamente hay zonas del recorrido que te quedan grabadas en la memoria por siempre... para el resto me abro el track en google earth y así es mucho más fácil.
Lo del volver, ya veremos, en las circunstancias de este año no se si volvería, tener 2 semanas de vacaciones antes de la prueba no es la mejor forma para presentarse en Verbier...
ya veremos las circunstancias del año que viene. De momento solo me apetece salir en bici sin ninguna pretensión... ya entrado el otoño pensaré que se puede hacer para el próximo año, que este ha sido todo demasiado improvisado.
Saludos