Durante la primavera participo en
múltiples cicloturistas, en verano aprovecho para hacer todas esas rutas que he
planificado durante meses y el otoño es mi época favorita para hacer rutas de
mountainbike, las tonalidades de los bosques, volver a pedalear sobre el barro,
con lluvia y una forma de aplacar el estress post-vacacional que aparece tras
el verano.
Pero llega el invierno y todo
cambia, las condiciones meteorológicas se recrudecen y hay que ir pensando en prepararse
para afrontar con garantías “finisher” todas esas pruebas que para mí son
verdaderos desafíos.
Así durante el invierno limito mis salidas con los amigos, no hago rutas “peligrosas” para evitar caídas y me centro en la preparación física, me dedico a perder peso y “hacer base” como dicen por ahí.