No se si es muy pretencioso o no calificarme actualmente como “ciclista ocasional”. Pero todavía, a veces, me subo
a esa bici a hacer unos kilómetros, aún a riesgo de quedar tirado por el
camino. La cadena hace tiempo que tenía que haberla cambiado, ya ni recuerdo el
dibujo de las cubiertas, la ausencia de frenada me pone los pelos de punta en
las bajadas y el pedalier suena como si tuviera unas castañuelas ahí metidas…
aún así, a veces salgo.