Como se decía en aquel viejo
programa de televisión: “Por 25 pesetas,
actividades deportivas que pueden desarrollarse en una playa durante el
invierno: Correr, Surfear, jugar a las palas, fútbol, montar a caballo, jugar
al golf, gimnasia,….caminar (lo damos por bueno), sacar a pasear al perro (idem) y….por supuesto…
mountainbike".
Pues sí, todas estas actividades se estaban desarrollando en la
playa de Salinas el pasado domingo y eso que faltaban los clásicos vóley y
nadar… ni que decir tiene que lo de mountainbike iba por mí.
Ahora que ya he empezado mi plan
de entrenamiento y me dedico a hacer un poco de base, siempre busco un recorrido
llano para poder mantener siempre el mismo ritmo y controlar las pulsaciones.
La zona más cercana que cumple estas características pasa por Salinas y la idea
de bajar a la playa a pedalear ya me venía persiguiendo las últimas
veces que estuve por la zona.
La playa de Salinas es un lugar
idóneo, es una playa suficientemente larga y queda cerca de casa. Si alguna vez
habéis pedaleado en arena ya sabréis que es un ejercicio importante, ya que la
arena frena el avance. Lo cual obliga a mantener el pedaleo continuo y la
resistencia hace que tengamos que imprimir una fuerza extra a nuestras
pedaladas. Te permite llevar un ritmo constante y mantener tus pulsaciones
dentro de los límites que deseas. Podéis decir, eso también lo tengo en un
rodillo… pues sí, pero pedalear en una
playa y más en una con la actividad de esta, te permite por un lado disfrutar
del aire libre, del relajante ruido de las olas y entretenerte con las
actividades que disfrutan otras personas mientras entrenas.
Como punto negativo siempre está
el salitre y el daño que hace a la mecánica de las bicis, lo cual hace
fundamental una limpieza a fondo después del ejercicio. Por otro lado, para que
el ejercicio se desarrolle en las condiciones óptimas es necesario que la arena
se encuentre mojada, compacta y alisada por la acción del mar, ya que el
entrenamiento no se trata de desarrollar el equilibrio o una lucha infernal por
mantenerse encima de la bici. La arena no uniforme o seca supone un gran
hándicap para cualquier ciclista que quiera avanzar sobre ella, las ruedas
se hunden y derrapan en exceso...ya estamos hablando ya de un ejercicio de
equilibrio.
A mí la experiencia me ha gustado
y por supuesto que si se siguen dando las condiciones no será la última vez que
baje a pedalear a la playa.
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