Cuando me levanté la mañana del sábado,
sabía que iba a ser un día de sufrimiento, me había mentalizado para ello y
estaba preparado. Miré por la ventana y … ¿sol? ¿Dónde están las lluvias
anunciadas? Toca replantearse la ropa a llevar.
Para hacerlo más emocionante, el
día anterior recogí la bici sobre la que haría el Soplao y la estrenaría en la
propia prueba. Con lo cual los primeros kilómetros iban a ser de adaptación a
la nueva montura.
El recorrido, bien conocido, pasa por ser uno de los grandes retos a los que se puede enfrentar un biker dentro de la geografía española: 165 kms. con unos 4.800 m. de desnivel acumulado, casi todo por pistas y caminos en buen estado y algún tramo más divertido.
Esta edición fue la
más multitudinaria de todas, solo en la modalidad de BTT había 4.500 inscritos.
A pesar de que madrugué más que otras ediciones, ya estaba toda la calle
repleta de participantes.
Tras la larga espera, como viene
siendo seña de identidad de esta prueba, el Thunderstruck de AC/DC empieza a
sonar y el ambiente se calienta, la gente cada vez más impaciente grita y
festeja la salida cuando empieza la cuenta atrás, seguida por todo el mundo.
Se inicia un nuevo Soplao, el
quinto en mi caso. Se sale muy rápido y ya en la avenida que lleva a Carrejo
intento ganar alguna posición de cara al presumible atasco del km 3. Alguien me
anima, es Jaime Villar, “gracias tío, que raro no verte aquí pedaleando”.
Llega el temido kilómetro tres,
por suerte el pelotón se ha roto y un hueco por delante permite tomar con
tranquilidad el estrechamiento del recorrido, aún así hay que poner el pie a
tierra durante unos breves segundos.
Tenía claro que tenía que
reservar desde el principio, así que me tomo la primera subida con mucha
tranquilidad. Primeros incidentes, una caída en el hormigón, un chico que rompe
el sillín, una pena para este se acabó el Soplao.
En el descenso de San Cibrian me supera Jose Sustacha, le
saludo pero no hago ni intención de seguirle, prefiero tomar precauciones para
ir conociendo las reacciones de la nueva bici y más en un descenso tan rápido y
suelto como este.
En San Vicente del Monte me
supera Marcos Molina, afanado en su intención de superar a los distintos grupos
de bikers que bloquean su marcha, me invita a seguir su rueda, jaja no creo que
pudiera aguantarla mucho tiempo. Al poco rato me alcanza su hermano Oscar, que
también lleva buen ritmo.
Llega la Cocina, menos temida
desde que hormigonaron la primera parte, pero aún así, la subida de las lastras
es el primer punto exigente de la prueba. Subo con cautela, pero cuando llevo
50 metros de la zona no hormigonada noto que las piernas se me cargan en exceso
y pongo pie a tierra, frustrante hacerlo en un tramo que me gusta y que
este año se encuentra en condiciones perfectamente ciclables, casi todo el
mundo sube pedaleando.
En la subida a la Florida me
encuentro con Fermín Sotres, no me esperaba encontrarle aquí, me cuenta las
espeluznantes caídas que ha visto, lo cierto, es que nunca escuché tanta
ambulancia, ni vi tanto coche médico como en esta edición. Esto último dada mi
situación me crea tranquilidad, ya que sé que si algo me ocurriese seria
atendido rápidamente.
Casi sin darme cuenta llego al
avituallamiento de la cueva del Soplao, donde recargo bebida. Comparo tiempos
con la chuleta que llevo en el bidón, llevo tiempo de 11 horas y media.
El descenso a Celis, normalmente
una bajada con cierto peligro, también se encuentra en inmejorables
condiciones, comienzo a bajar con cautela, pero poco a poco la bici me va
pidiendo guerra y voy cogiendo confianza.
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Bajada a Celis, siempre llena de fotógrafos. |
Tramo de asfalto que lleva al
Monte Aa, me supera “Pola” va muy rápido remontando y me invita a seguirle. Uff
con el ritmo que lleva!!! Creo entenderle “este año o hago tiempo o reviento”.
Como ya se había anunciado, este
año no se pasa el río y eso que está prácticamente seco, así que seguimos por
carretera hasta el inicio del temido Monte Aa, una subida que me gusta mucho.
Subo sin ningún tipo de molestia,
pero a pesar de todo prefiero no forzar y paro a refrescarme antes del inicio
del hormigón. En ese momento llega Juan Nicieza, me alegro de verle, desde que
volvió de la Titán desert no habíamos coincidido. Le felicito por su
participación y le comento que su padre va por delante “dándolo todo” y dudo de
cómo llegará a meta… que equivocado estaba.
Reinicio la marcha tras Juan, voy
haciendo el hormigón bastante bien, sin excesos que luego se pagan. En la
última curva espera la chica con las gominolas, ya es un clásico en la prueba,
pillo una y sigo para arriba. En el alto veo a Juan parado yo sigo hacia abajo
seguro que me vuelve a superar sin muchos problemas.
Y al llegar al puente de Ruente,
sorpresa… un atasco impresionante, entre la gente de la maratón, ruta a pie y
BTT se ha juntado una cantidad de gente considerable y hay que esperar unos
minutos para seguir la marcha.
Camino de Ucieda comienzan
realmente mis problemas, empiezo a sentir fuertes calambres y tengo que parar a
estirar, estoy a menos de un kilómetro del alojamiento que hemos alquilado y la
tentación es muy fuerte, pero no he venido hasta aquí para abandonar en el km
60, así que meto todo el desarrollo y poco a poco hacia el avituallamiento de
Casa del monte.
Llego al avituallamiento pero al
bajarme de la bici los calambres se repiten, estiro y como no quiero quedarme
frío una vez rellenado el bidón reinicio la marcha, en este punto donde todos
sabemos que se inicia el verdadero Soplao.
Voy mentalizado de lo que me
espera, 11 kilómetros de sufrimiento, así que sigo con todo el desarrollo y voy
pedaleando poco a poco con la idea de no machacar las piernas demasiado. Me
empieza a superar mucha mucha gente, de hecho creo que no adelanto a nadie en
toda la ascensión. Llego arriba con las piernas cargadas pero evitando los
calambres que es lo más importante.
En el descenso se forma un grupo
de 4 bikers al que me uno, pero ya en asfalto camino de Bárcena mayor las ganas
y el corazón me dicen que puedo seguir con ellos, pero las piernas se niegan,
así que me descuelgo y llego solo al bonito pueblo de Bárcena Mayor, donde nos
espera una multitud de gente aplaudiendo y animando… toda una fiesta.
Paro en el avituallamiento antes
de iniciar la subida a Cruz de fuentes, es el momento de tomar las medicinas. Saco
la bolsita donde las llevo y las voy depositando sobre la palma de la mano,
cuando ya tengo el despliegue armao me doy cuenta de que a mi lado otro biker
mira con cara de susto, le sonrío, …creo que finalmente no llamó a la brigada
de estupefacientes.
Sin mucha pausa, reinicio la
marcha, por delante el coloso de Cruz de Fuentes que nos lleva al punto de
mayor altitud del recorrido. Sigo con todo el desarrollo metido, no doy para
más, y con paciencia para arriba.
De repente una voz me dice “Hay
que parar más”, es Juan que de nuevo me ha alcanzado, como explicarle que si
paro me dan calambres y si no …también.
Por detrás nos alcanza otro compañero del G.C.Ensidesa, Miguel Mallenco,
que este año anda muy fuerte, también me invita a acompañarle, pero de verdad,
me es imposible seguir el ritmo que ponen y a la mínima intención de hacerlo se
me empiezan a cargar las piernas, así que desisto.
Gran parte de la subida la hago
con el coche de asistencia médica detrás, así que me siento seguro. A mitad de
la subida veo que Oscar Molina viene en sentido contrario ¿Qué pasa? ¿has
abandonado? Rápidamente me cuenta que su hermano ha sufrido un corte de
digestión y que va en busca del médico, le indico que está 100 metros por
detrás.
Al poco aparece Marcos, realmente
tiene muy mala cara, muy pálido, me intereso por él, vaya mala suerte. Como
legado me deja una barrita y un gel que tan
bien que me vendrían en la parte final de la marcha.
Por fin acabo la tortuosa subida
de Cruz de fuentes, desisto de parar en el avituallamiento ya que las anteriores
veces que he parado ha sido contraproducente, así que con cautela bajo hacia el
inicio de la ascensión a Ozcava, con tanta cautela que Miguel, que si había
parado en el avituallamiento me quita las pegatinas en la última parte del
descenso.
La primera parte de la subida a
Ozcava es muy exigente y lo sé, meto todo el desarrollo, pero no es suficiente
para que a los pocos metros se me empiecen a quejar los cuádriceps, intento
pedalear en otra posición y son los aductores los que se retuercen en mis
piernas y para finalizar los gemelos… me bajo de la bici y me tiro al suelo con
gesto de dolor.
Un biker se interesa por mí…
“tranquilo son calambres, sigue tú camino. Gracias”. Tras unos minutos los
músculos de mis piernas dejan de quejarse y sigo a pie uno o dos kilómetros,
los más duros y consigo llegar a Ozcava, un plátano y un poco de descanso.
Una nube amenaza a lo lejos, a
ver si se va a fastidiar el día, así que reanudo el camino, ahora toca la
subida hasta venta vieja, a estas alturas de carrera llego a meta aunque sea
arrastrándome. Me adelanta Higor Prieto, amigo de facebook, casi ni le
reconozco, sigue su camino, aunque arriba le supero mientras se pone el
chubasquero para la bajada de los tojos.
Lo cierto es que la bajada de los
Tojos es más llevadera sobre ruedas de 29”, es una bajada rápida, pero pestosa,
llena de irregularidades y piedras, casi sin darme cuenta estoy en las curvas
de asfalto y a un paso de otra de las torturas del final del
recorrido….Correpoco.
Llego al tramo más técnico de la
prueba tocado, pero no hundido. Y sorpresa, al aparecer los primeros pedruscos
de la vieja calzada romana revivo, hago casi todo el tramo sobre la bici ya que
se encuentra en buenas condiciones y es el único momento en el que disfruto sin
ninguna molestia. Sobre una bici de 29” las irregularidades y zonas técnicas de
este tramo se superan con mayor facilidad, pero pronto se acaba, se me ha hecho
muy cortito.
Un descenso rápido y casi sin
darme cuenta llego ante el ogro… el Negreo donde habita el “Señor del mazo”.
Renedo es una fiesta, cientos de
personas se agolpan a las orillas y aplauden al paso de los bikers, giramos a
la derecha y al ver las primeras rampas casi se me caen las lagrimas, no por la
dureza, sino por la emoción de ver a tanta gente animando y haciendo pasillo a
unos simples aficionados que nos enfrentamos a las rampas descomunales del
Negreo que a estas alturas de la marcha resultan demoledoras.
Pongo todos mis esfuerzos en
evitar poner pie a tierra, en esta zona repleta de aficionados no. Las piernas
me empiezan a doler, pero sigo adelante, termina el tramo repleto de gente, la
pendiente baja a un 10% un verdadero descanso, pero al torcer la siguiente
curva mi piernas dicen basta.
Me bajo de la bici y me tiro al
suelo, parece que de nuevo todos los músculos de mis piernas se han puesto de
acuerdo para decir basta al unísono. Rápidamente un biker se baja para estirarme
las piernas pero al hacerlo los cuádriceps se me salen literalmente de la
pierna, grito de dolor. Doy las gracias al compañero que me a auxiliado pero no
hay nada que hacer.
Permanezco tendido en el suelo
unos minutos otro participante se baja para ayudarme, pero rápidamente le
explico la situación. Todo el mundo que va pasando pregunta si necesito ayuda y
la contestación es “calambres, tranquilos”. Por unos minutos pienso que esto se
acabó que no puedo seguir.
Los espasmos van remitiendo, he
perdido la noción del tiempo y no sé cuánto he estado tendido sobre el suelo,
me levanto con cautela y me hago el kilómetro y medio de hormigón a pie,
hablando con otro participante que también va acalambrado.
Cuando el hormigón desaparece me
subo con prudencia y poco a poco voy subiendo las rampas del temido Negreo,
incluso las últimas que son de cierta dureza.
Ya no queda nada, el descenso
hacía la collada de Carmona lo hago de manera relajada, por suerte solo queda
una subida que no llega al kilómetro y dos repechos más que se superan sin
mayor esfuerzo.
El último descenso, muy rápido y peligroso,
lo hago con prudencia… a ver si me voy a caer aquí después de todo lo que he
sufrido. Alcanzo a un chico y una chica que ya me había encontrado anteriormente
y como bajan despacio, me situó detrás sin arriesgar.
Una vez finalizada la bajada y
tras comprobar que mis piernas se encuentran más descargadas vuelvo a pedalear
fuerte llaneando. Llego a Ruente, solo quedan unos pocos kilómetros de asfalto
hacia Cabezón.
Coincido con otros cuatro
participantes, entre ellos uno de “Faru Peñes BTT” (Santy) y les digo mi ya
frase célebre, jeje “Nos pondremos a hacer relevos ¿no?” más mal que bien
empezamos a pasar a relevos y antes de que nos demos cuenta lo estamos dando
todo, moviéndonos siempre por encima de los 35 km/h.
Pronto, se empieza a ver que
algunos van más fuertes que otros, los relevos del chico de “Faru Peñes BTT”
son una tortura para el resto, va muy fuerte, y por unos instantes parece que
el grupo y el acuerdo se van a romper, pero reanudamos la buena consonancia y
volvemos a hacer relevos de manera fluida.
Llegamos a Cabezón de la Sal,
pero todavía nos queda un pequeño susto, cuando nos desvían por la calle que va
a meta y está repleta de participantes de la marcha a pie que ocupan todo el
ancho de la calzada, vamos ciegos y por poco no se organiza allí una buena.
Los últimos metros son de
recuerdo para una persona que no está ya con nosotros y a la que quería mucho,
levanto un brazo en alto en recuerdo. Misión cumplida, un nuevo Soplao
superado.
Hola Trappist me ha encantado tu crónica, como todas, maravillosa.
ResponderEliminarCiértamente este año tu participación en esta prueba que tanto nos gusta ha tenido mucho mérito, atendiendo a todo lo que te ha ocurrido antes de la participación en Monegros, además de ir medicado, con calambres y estrenando bici el mismo día de la prueba...lo dicho, me quito el sombrero y enhorabuena por esa participación y por el tiempo empleado.
Un saludo y ya nos contarás tus experiencias por la QH. Ciao!!!
Gracias David!!! lo más importante es que puedo seguir haciendo lo que más me gusta.
EliminarEstoy muy satisfecho, por que tanto en Monegros como en el Soplado lo he dado todo y cuando uno hace todo lo que puede no hay lugar para el reproche... los tiempos empleados me sorprenden... pero este año el recorrido también estaban en muy buen estado.
Ahora la QH esperemos pasar un buen día.... bueno ya nos seguimos por facebook.
Saludos,